En el cruce de caminos en dirección a Cortes, Lindes y Villar, junto a una pequeña presa de una central hidroeléctrica, cogemos la carretera que asciende por el lado derecho (hay un indicador que pone "Cienfuegos" y la distancia de unos 1,5 Km.). Después de unas cuantas curvas dejamos a mano izquierda la iglesia de San Esteban y sucementerio, y tras ascender pacientemente y "sufrir" otras pocas curvas más, llegamos a Cienfuegos (840 m. de altitud).
Se trata de una aldea relativamente grande, aunque ha sufrido una gran éxodo durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, con motivo del cierre de las minas de carbón, por lo que la población estable no llega a los treinta vecinos. No obstante, las casas se mantienen en buen estado ya que muchas de las familias que residen en otras poblaciones acuden a este pueblo los fines de semana o vacaciones.
Tradicionalmente se asocia el nombre del pueblo con una batalla en los primeros años de la Reconquista. Según la leyenda, un puñado de cristianos vencieron a un numeroso ejército de moros utilizando su valor e ingenio: los atacaron en sucesivas oleadas, empuñando antorchas encendidas ("Cien-fuegos") para hacer creer a los enemigos que su número era mucho mayor. Por supuesto los invasores fueron derrotados, el solar de su campamento sería el origen de la aldea de Cienfuegos, y cerca de donde fueron arrojados sus cuerpos (el "pozo de los moros", en el río Lindes) se levantó la ermita de San Pelayo.
A pesar de esta hermosa leyenda, lo más probable es que el nombre de este pueblo sea una alusión al número de casas u hogares ("cien fuegos", esto es, "cien hogares" o "cien viviendas") o a la quema de montes a fin de crear nuevos terrenos para pastos.
El pueblo se divide en varios barrios: el Fierru, L´Outeiru, La Barrera, El Cascachu y Cimavilla. Las edificaciones en su mayoría son de dos plantas, de piedra, utilizando sillar (de caliza generalmente) en las esquinas de las paredes y dinteles de puertas y ventanas. Abundan también las galerías de madera con balaustrada de barrotes de madera torneados. Hay asimismo numerosos hórreos y paneras.
De entre todas las construcciones destaca en el centro del pueblo la llamada "Casa Basilio", edificada por orden de un miembro del Santo Oficio (la Inquisición) en el siglo XVIII. En su puerta aparece la siguiente inscripción grabada en piedra, entre emblemas de la Inquisición:
IHS M.ª Josef. Año de 1709. El S.D. Basilio Alonso Palacio Emisario del Sto. Oficio y cura de Cienfuegos mandó hacer esta obra.
En general las edificaciones bien conservadas dan al pueblo un aire muy auténtico, de pueblo tradicional asturiano, sin haber sufrido ningún desaguisado urbanístico (al menos por el momento).
CAPILLA DE CIENFUEGOS (¿SAN BASILIO?)
Hoy no existe, si acaso sólo sus ruinas, pero es recordada por su pequeño tamaño. Fue fundada poco después de la Casa de Basilio, el caserón que D. Basilio Alonso Palacio, cura de la Parroquia y miembro del Santo Oficio, mandó hacer en el siglo XVIII.
Desconocemos las características de su construcción y el paradero que hayan tenido sus imágenes, retablos, etc. Tenía inscripción, que recogen Canella y González García.
No hay comentarios:
Publicar un comentario