Enlace a publicación en La Nueva España 28/3/25El apellido Quiñones tiene mucho arraigo en Asturias y León. Según la Wikipedia, su origen se deriva de un caballero llamado Alvar Pérez de las Asturias que, con "valentía, tiranía o por derecho", se deshizo de unos quiñones, partes de la herencia igualmente repartidas entre herederos. Por lo que se quedó como "el de los Quiñones", él y sus descendientes.
El “prau Quiñones” se encuentra en la ladera suroeste de
la mítica Peña Rueda, por encima de la braña de Buxalve. No sabemos si el nombre proviene de algún antiguo poseedor
o propietario de ese apellido.
En Vitsar de Riba
o Villar de Arriba (para distinguirlo de Villar “de abaxo” o de Salcéo) hace
tiempo que desapareció el apellido Quiñones. En casa oí hablar muchas veces de
una Filomena (o “Felumena”) de esa familia, pero como alguien que había vivido
muchos años atrás.
A mediados del siglo XIX si quedaban unos cuantos
Quiñones por el Villar. En el libro de difuntos de San Esteban de Cienfuegos
para los años 1859-1904, encontramos a una Rosa Quiñones que falleció el 15 de
mayo de 1901 y fue enterrada dos días después en una tumba de “pobre” del cementerio
parroquial. Tenía 80 años cumplidos por lo que debió nacer en 1820 o 1821,
siendo coetánea, por tanto, del afamado Melchor García Sampedro, o San Melchor
de Quirós, que nació precisamente en abril de 1821. El funeral fue oficiado por
el párroco José Gutiérrez Suárez, que duró muchísimo en el cargo ya que llegó
hasta la Guerra Civil y la posguerra y si no me equivoco fue quien bautizó a
mis padres en 1948.
Rosa Quiñones murió ya viuda de Tomás Iglesia, que había
fallecido veintidós años antes, el 27 de septiembre de 1878 a los sesenta años
de edad, era hijo de padres desconocidos (por eso se apellidaría precisamente
“Iglesia”) y recibió una sepultura de “caridad” tras el funeral oficiado por el
cura Ramón López Ron.
Los padres de Rosa fueron Antonio Quiñones y Margarita
Prieto, naturales de Murias en la parroquia de Llanuces. La mujer fue madre
soltera al menos en dos ocasiones ya que en el libro de bautismos 1849-1859
encontramos a sus hijos Domingo (nacido el 3 de junio de 1849) y Julián (27 de enero
de 1852) cuyo padre o padres eran desconocidos.
Ya casada con Tomás Iglesia, tuvo tres hijos más: Lucía
(nacida el 12 de diciembre de 1855), Bernardo (20 de agosto de 1857) y Ceferino
(25 de septiembre de 1864), este último fruto probablemente de una reconciliación
del matrimonio, por el motivo que paso a explicar a continuación.
En el Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo del 2 de
abril de 1859 encontramos en su primera página la publicación de una Sentencia
del Juzgado de Lena emitida el 16 de marzo del mismo año. Juan Fernández,
vecino de Villar de Cienfuegos, demandó a Tomás Iglesia y a su suegro Antonio
Quiñones reclamando la cantidad de trescientos nueve reales procedentes de
granos. La reclamación también se dirigió contra Rosa Quiñones al entender que
había contraído mancomunadamente la misma obligación que su marido y su padre.
A consecuencia de esto, el Juzgado de Paz de Quirós condenó en rebeldía a Rosa
y se inició el apremio contra el patrimonio de la pobre señora, que fue
embargado y subastado.
Rosa no se amilanó, al contrario, acudió a la justicia
alegando que ella nada tenía que ver con los ruinosos negocios de su cónyuge y
padre y consiguió que el juez de Lena dejase sin efecto el embargo y le
reintegrase sus bienes, condenando en costas al juez de paz de Quirós.
Por esto afirmo que Rosa Quiñones aparentaba ser “mujer
de armas tomar” y debió enfadarse bastante con su marido Tomás Iglesia, hasta
que las aguas retornaron a su cauce y cinco años después del juicio, entrando
casi la “seruenda” del año 1864, la cigüeña trajo al buen Ceferino con un pan
de escanda bajo el brazo.
Y hasta aquí otra historia más de estos olvidados
personajes de los que solo quedó un apunte a plumilla en unos libros muy, muy
viejos.
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