San Esteban puede datar del siglo XIV ó XV. Es un edificio de planta rectangular con capilla lateral y presbiterio. Las paredes son de mampostería con sillares de caliza en las esquinas. Al exterior se advierten cuatro contrafuertes; dos en el lateral Sur del presbiterio y dos en cada esquina de la fachada Este. Tiene un cabildo al lado Este y Sur cerrado con pared de piedra de más de 1 metro de altura, cubierto todo ello con un tejado sobre pies de madera hexagonales.
La espadaña, del siglo XIX, es de sillares de caliza procedentes, según la tradición oral, de la zona de Cortes. Tiene dos huecos para las campanas, sobre sendos rombos tallados en la piedra. Coronando todo, una frontón de diseño clásico con una bola pétrea en cada esquina; la central se remata con una cruz que en su día tuvo una veleta. En el centro del frontón hay una inscripción bajo una cruz que reza: "Domus Dei. ANN. MDCCCXLV". En la trasera del campanario había un balconcillo de madera que cobijaba la escalera de acceso desde el interior, elementos suprimidos en la última restauración.
En el muro Sur se abre una ventana de saetera en el presbiterio y dos ventanas pequeñas en la nave. La fachada principal tiene un óculo sobre el tejado del pórtico. La capilla del Rosario se ilumina con otra saetera en la pared Este, y la sacristía tiene una ventana cuadrada en la pared Norte y una saetera en la Oeste.
Al entrar por la puerta principal (Este), usada sólo para celebraciones especiales, se halla la escalera del coro a mano izquierda. El coro es un amplio entresuelo de madera cerrado con balaustrada de barrotes torneados; desde él se accedía al campanario subiendo una angosta escalera y abriendo una trampilla. Él óculo de la fachada principal ilumina éste espacio.
La cubierta de la nave es de teja curva sobre armazón y vigas de madera, aunque en las paredes se advierten arcos de descarga que pudieran ser vestigio de una bóveda desaparecida ó que nunca se llegó a construir. Al lado izquierdo está la puerta secundaria, de uso diario.
Más adelante, antes del presbiterio, a mano izquierda, hay un retablo enmarcado por uno de los arcos internos de descarga reseñados más arriba. El retablo, de madera pintada de rojo, azul, dorado, con adornos florales, es de mediados del XVIII. Consta de una única hornacina, entre columnas (dos a cada lado), que alberga una imagen policromada, con túnica azul y dorada, de San Antonio. A la imagen le faltan los ojos y parte de un pie desde la Guerra de 1936.
Justo enfrente, y a mano derecha según se entra, un gran arco permite acceder a la Capilla del Rosario, que alberga otro retablo dieciochesco, pintado también de azul, rojo y dorado, con una imagen de Nª Sª del Rosario, portando al Niño Jesús en el brazo izquierdo, escultura muy bien diseñada pero pésimamente pintada (en una restauración antigua). Sus colores son: amarillo para la túnica, rojo y blanco para el manto. Al lado estuvo varios años la de San Pelayo, procedente de la Capilla homónima de Cuevas: es una imagen policromada, que representa al santo con melena y vistiendo una túnica. Recientemente se trasladó al Retablo Principal. La capilla se cubre con bóveda de arista que presenta pinturas imitando los nervios de dicha bóveda. Ante el retablo del Rosario se eleva un sencillo altar de piedra.
Entrando ya en el presbiterio, separado por una balaustrada de madera, encontramos la mesa de altar, de piedra pero recubierta con paneles de madera pintados en rojo y azul. Al frente está el retablo mayor, también del XVIII, de forma semicircular y empotrado en el muro. Consta de dos hornacinas laterales enmarcadas por columnas, salomónicas dos de ellas, y una parte central en el que se superponen una tabla pintada representando una ciudad (¿Jerusalén?) y un Cristo que parece ser más antiguo que las otras imágenes; quizás sea del XV ó XVI y se incorporase al retablo. El Cristo ocupa la parte central y parte del ático; bajo él está el Sagrario, dorado, con puerta en forma de hornacina flanqueada por columnas.
En la hornacina izquierda del retablo aparece San Esteban, patrón de la parroquia. Está policromado y viste el atuendo propio de su condición episcopal: Casulla encarnada y estola. Porta un libro en la mano izquierda y una palma en la derecha.
En la hornacina derecha está San Roque, policromado, vestido de caminante, con una túnica marrón, y el imprescindible perro lamiendo sus llagas.
En la parte central estaba la desaparecida imagen de Santa Lucía, que conocemos gracias a una fotografía antigua: por su aspecto (cabeza desproporcionada, rigidez, tamaño reducido) parecía medieval.
Todo el retablo está dorado y policromado en rojo y azul. Además se adorna con las guirnaldas y otros motivos típicos del barroco.
A la izquierda del retablo, bajo la ventana que da luz al presbiterio, se halla la Pila Bautismal de San Melchor de Quirós. Se trata de un vaso semiesférico tallado en una pieza, con acanaladuras, sustentado en un pilar con forma de columna, también acanalado. Podría ser contemporáneo de la iglesia, sin ir más allá, por supuesto, del siglo XV.
En la Capilla del Rosario están los dos confesionarios de madera con celosías en las ventanas, seguramente del siglo XVIII. Hay en la Sacristía un mueble con puertas y cajones tallados del mismo siglo o quizás del XVII.
En la reciente restauración han aparecido, debajo del revoque y pintura azul de bóvedas y paredes, fragmentos de pintura mural: Una cruz, un cáliz, una guirnalda... Su antigüedad se remonta seguramente a la época de la construcción del edificio.
Como conclusión, San Esteban de Cienfuegos es una iglesia documentada desde la Alta Edad Media, cuyo edificio actual parece datar del siglo XV aproximadamente, con reformas en el XVIII, XIX y XX. Es un edificio de envergadura, a pesar de su recóndita ubicación, de noble construcción y con elementos muebles de interés, sobre todo los Retablos y la Pila Bautismal, a lo que une su gran vinculación con San Melchor de Quirós, posiblemente su más ilustre feligrés, bautizado allí en 1821.